Eso dice la boca que gosta.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
Me consolé en mi relación con Dios, que junto con mi perro era mi mejor amigo cuando crecía.