Quien mucho te alaba, tras tu bolsa anda.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
No hay fuerza tan poderosa como una idea a la que le ha llegado su hora.