Hombre lisonjero, falso y embustero.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
Ninguna de mis acciones ha estado nunca motivada por la búsqueda de un marido o por preguntarme si iba a tener una familia algún día o por querer vivir en una casa realmente grande o por pensar que sería realmente genial tener un diamante.