Yo soy lana y vos me laváis.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
No aceptaré mi religión de ningún hombre que no trabaje nunca más que con su boca.