Entrada aleatoria

Cuando me uní a la campaña presidencial inicial de Bill Clinton en 1991, confiaba en que las mujeres desempeñarían un papel cada vez más importante, pero nunca pensé ni un minuto en lo que pasaría si ganábamos. Cuando lo hicimos -y me convertí en la primera mujer en ser secretaria de prensa de la Casa Blanca- me cambió la vida. Pero no cambió el mundo.