Nadie lamiendo engorda.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
Por la madre se besa al infante.
He viajado por todo el país y leo periódicos locales y todo eso y es triste ir de ciudad en ciudad y ver los periódicos pequeños y son diminutos. Son minúsculos no sólo en tamaño sino también en alcance.