La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
Por la madre se besa al infante.
La vida es tan tediosa como una historia contada dos veces que molesta al aburrido oído de un hombre somnoliento.