De lisonjero a falso no va un paso.
La mucha miel, empalaga.
Por mucho dulzor, no es mejor.
Nadie lamiendo engorda.
Lamiendo no engorda ningún perro.
Por la peana se adora -o se besa- al santo.
En los años 60 luchábamos por ser reconocidos como iguales en el mercado, en el matrimonio, en la educación y en el campo de juego. Era una época de rebeldía muy emocionante.