Quien mucho adivina, en algo acierta.
No hay mujer tan ladina, que cuente los huevos en el culo de la gallina.
Vete a la vedera, meterte ha en cansera.
Vete a la adivina, meterte ha en fatiga.
No vi mejor adivinador que discurso con razón.
¡Ay, grillo, grillo, y en qué aprieto estás metido!
Atabales en cuaresma, que me maten si no son bulas.
O tú eres el diablo, o Per Alonso el Rallo.
Señal de borrica frontina, viéndola, bien se adivina.
EI profeta Chirivía, adivinaba lo que sabía.
Cuando lo vi en el jarro y que era tinto, en seguida adiviné que era vino.
¡Buen adivino: que lo vió tinto y en un jarro, y adivinó que era vino!
Adivina el burro que lo aparejan, cuando le echan la albarda a cuestas.
Cuando vi el pellejo a la puerta, luego vi que la burra era muerta.
Adivina como gitano, que acierta dónde está la bolsa, mirando la mano.
En la época en que se libró esta famosa batalla histórica en Kosovo, la gente miraba a las estrellas esperando su ayuda. Ahora, seis siglos después, vuelven a mirar a las estrellas esperando que las conquisten.